Le baccanti (Las bacantes)
Las Bacantes representan una ventana a la irracionalidad, en un mundo antiguo de real libertad expresiva, de posesión dionisíaca, una reflexión sobre el sentido de lo divino en nuestras vidas y sobre lo que en nuestra vida cotidiana, se elimina. La palabra antigua es un grito procedente de otro tiempo, un llamado a la reflexión, al despertar de los sentidos, una exhortación a mirarnos interiormente de otras maneras. En el modo frenético de vivir de nuestros días, confiamos los últimos retazos de irracionalidad y presencia física a los momentos del erotismo, de la enfermedad, del sueño. Las Bacantes, en cambio, actúan en estado de automatismo mental, de sueño perenne, “obran” en cierto modo por Dios, Dionisio opera a través de ellas, a través de sus cuerpos y sus voces, las transforma, siendo instrumentos de embriaguez, sensualidad, aturdimiento, muerte, dulzura infinita, ambigüedad demoníaca. El Dios de alguna manera se hace cuerpo y plasma sus voces. La fiebre de nuestro tiempo nos lleva a vivir en una realidad anestesiada, un mundo ficticio en el que la emoción es desterrada, al servicio de un intelectualismo estéril y desolador. Nuestros ojos son diariamente cegados por imágenes procedentes de los medios de comunicación. La ley de mercado no perdona: se venden cadáveres, posiciones sociales, cargos públicos, armas, sexo, infancia, órganos. Permanecemos indiferentes. La dimensión burguesa sofoca nuestros mejores instintos, nuestra sensibilidad (que fea palabra hoy, considerada casi escandalosa), nuestra sinceridad y se lleva toda forma de creatividad, todo vuelo. Es el aniquilamiento de nuestra dimensión irracional. El sentido de la afirmación del Yo que devora nuestros días. El arte es vaciada de su dimensión espiritual. Los medios de comunicación, persuasores ocultos, actúan en nuestros corazones y en nuestras mentes domesticando también los espíritus más rebeldes, sellando los ojos más atentos. Se ha perdido irremediablemente la dimensión espiritual. El sentido de lo trágico es desconocido. El cuerpo es cancelado. Estamos ya definitivamente transformados en consumidores y, en el mismo instante, en productos, turbados en una guerra mediática sin precedentes en la historia. Ilusos de nuestra unicidad, de nuestras particularidades, en realidad pensamos todos del mismo modo, pronunciamos las mismas palabras, todos tenemos las mismas necesidades, las mismas esperanzas, las mismas ansiedades, la misma cotidianidad fabricada en serie. Nos hacemos ilusiones de ser libres.
Notas de dirección Hemos decidido crear un espectáculo que indague en el profundo misterio de Dionisio, saboreando su esencia más pura, abandonándonos al vértigo de las Bacantes de Eurípides, dejándonos hipnotizar por el Dios de lo irracional, por el Dios del misterio, por el Dios del teatro. La primera pregunta: ¿dónde está Dionisio hoy? ¿Dónde se cela? Desde hace unos 25 años sigo el trabajo sobre vocalización y sonido en sus formas más diferentes, en estrecha colaboración con el Dr. Marcos Podda, médico foniatra y compositor. Este trabajo pasa por técnicas foniátricas sofisticadas, análisis y reproducción de cantos étnicos del mundo, las técnicas de rehabilitación y reeducación del lenguaje, el estudio de la expresión sonora en el período prenatal, durante el parto y en los primeros años de vida, el análisis de los sonidos producidos en las sesiones de trance regresivo y en las danzas tribales, la investigación sobre los efectos de las frecuencias sonoras en el cerebro humano (Psicoacústica). En Dionysus se ha enfocado a un trabajo sobre el sonido extremo, perturbador, utilizando sonidos muy privados, poco utilizados en lo cotidiano y altamente significativos, sonidos de falsas cuerdas, falsetes extremos, desafinados desgranados y vocalizaciones hipercinéticas inusuales. Se intenta, entonces, utilizar el medio vocal en forma no convencional, no sólo al servicio del lenguaje (sobre todo en los coros). Pero atención: pienso en una actuación no de estilo, sin elementos exhibidos o artificiales. Este trabajo sobre el sonido no es un fin en sí mismo, no tiene intenciones de demostrar nada, sino es celado dentro de la estructura lingüística. Pienso en una actuación sin rastros de elementos burgueses: las palabras de Eurípides están arraigadas en el cuerpo y guardadas en la “máquina actoral” más antigua. Los estados emocionales son sobretodo estados vocales y físicos. El coro actúa, aquí, en estado de trance perenne, como los protagonistas de “Corazón de cristal” de Werner Herzogh. Las Bacantes no comunican sólo a través del lenguaje y sus significativos, sino a través de un trabajo que tiende a la búsqueda de una vocalización antigua y de una enorme emoción. La emotividad: éste es el punto focal de este trabajo. Desde mi punto de vista, es precisamente la tan injuriosa emotividad el vehículo que posibilita aún hoy el disfrute de lo trágico y de la catarsis.
Es sumamente necesario para un intérprete de la tragedia griega, trabajar para obtener temperaturas emotivas elevadísimas, comprometer la voz y el cuerpo para alcanzar estados realmente perturbadores. Por lo tanto, en este lugar no encontrará elementos espectaculares exhibidos, soluciones visuales caprichosas o vanguardistas destinadas a sorprender el auditorio.
Creo firmemente que el elemento de la “investigación” teatral contemporánea sea algo de celar dentro de una estructura aparentemente lineal del espectáculo, sin complacencias o citas visuales y sonoras del teatro de investigación de los años 70 y 80. En mi trabajo, siguiendo el ejemplo de muchos artistas europeos contemporáneos, aspiro a reconstruir un camino posible hacia un teatro de interpretación, un teatro de actores/intérpretes, que sepan acercarse con humildad a un texto, que lo puedan descodificar y que puedan investigar y reconstruir los mecanismos de composición y escritura de ese texto, sin superponer soluciones gratuitas o arbitrarias, sin esfuerzo, principalmente, sin competir con el autor.
Todo lo que veréis pues, inicia del texto y vuelve al texto, pasando por una percepción visual y sonora contemporánea. No encontrareis sobreposiciones intelectuales, exhibiciones tecnológicas o maravillosas “ideas del director”. Hemos decidido crear un espectáculo complejo, perturbador y emocionante partiendo de Eurípides y volviendo a Eurípides.
Espero que seamos capaces de alcanzar nuestros objetivos. Daniel Salvo Trama Dionisio, Dios del vino, del teatro y del placer físico y mental, nacido de la unión entre Zeus y Sémele, mujer mortal. Sin embargo, las hermanas de la mujer y el nieto Penteo (rey de Tebas) por envidia esparcieron la voz que Dionisio en realidad no había nacido de Zeus, sino de una relación entre Sémele y un hombre mortal, y que la historia de la relación con Zeus era sólo una estratagema para enmascarar el “desliz”. Sustancialmente, por lo tanto, negaban la naturaleza divina de Dionisio, considerándolo un simple mortal. En el prólogo de la tragedia, Dionisio afirma haber descendido entre los hombres para convencer a toda Tebas de ser un dios y no un hombre. A tal fin, en primer lugar ha suscitado un germen de locura en todas las mujeres tebanas, que huyeron al monte Citerón a celebrar ritos en honor de Dionisio mismo (convirtiéndose así en Bacantes, es decir, mujeres que celebran los ritos de Baco, otro nombre de Dionisio). Este hecho pero no convence Penteo, que se niega rotundamente a reconocer un dios en Dionisio, y lo considera sólo una especie de demonio que ha ideado una trampa para engatusar a las mujeres. En vano Cadmo (abuelo de Penteo) y Tiresias (adivino ciego) intentan disuadirle y hacerle reconocer a Dionisio como un dios. El rey de Tebas hace entonces detener a Dionisio (que se deja capturar a sabiendas) para encarcelarlo, el dios desata un terremoto que le permite su inmediata liberación. Mientras tanto, desde el monte Citerón llegan noticias inquietantes: las mujeres que realizan los ritos son capaces de hacer brotar vino, leche y miel de la roca, y en un momento de furor dionisíaco se abalanzan a una manada de vacas, descuartizándolas vivas con una fuerza sobrehumana. Después han invadido algunas aldeas, devastando todo, secuestrando niños y haciendo escapar a la población. Dionisio, hablando con Penteo, consigue entonces convencerlo de disfrazarse de mujer para poder espiar a escondidas a las Bacantes. Una vez que los dos se encuentran en el monte Citerón, el dios incita las Bacantes contra Penteo. Ellas desarraigan el árbol donde se había escondido el rey, se lanzan sobre él y lo hacen literalmente pedazos. No sólo, la primera a ensañarse contra Penteo, despedazándole un brazo, es su madre Ágave. Cadmo recibe la noticia de un mensajero que ha vuelto a Tebas después de haber visto la escena. Poco después llega también Ágave, provista de un bastón con la cabeza de Penteo ensartada en la punta que ella, en su delirio de Bacante, cree que se trate de una cabeza de León. Cadmo, trastornado frente a aquel espectáculo, consigue poco a poco hacer recobrar la razón a Ágave, que finalmente se percata con horror de lo que había hecho. Entonces reaparece Dionisio, que explica haber estructurado este plan para castigar a quien no creía en su naturaleza divina, y condena Cadmo y Ágave al exilio en tierras remotas. Con la imagen de Cadmo y Ágave que, conmovidos, se dicen adiós, se concluye la historia.
Producciones
La Regina dei banditi (La Reina de los bandidos)
Vida de Phoolan Devi, entre leyenda y realidad
La stanza del tramonto (La habitación del atardecer)
Apuntes sobre la vida ordinaria de un mamífero
Le baccanti (Las bacantes)
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Anelante (Anhelante)
En un espacio sin volumen, la pared plana cierra a la vista de la carne ritual que explota y se rebela.
Site specific
Un bosque, un jardín, una fábrica en desuso, una antigua villa, un parque arqueológico, una estación abandonada, el puerto de la ciudad vieja
Pinturas
Tarde o temprano habrá que desenmarañar los nudos, nudos a desenredar, lazos que mantienen enlazadas a generaciones enteras a fetiches culturales